El
27 de enero, el célebre estudioso de las
lenguas y culturas indígenas de México,
el doctor Miguel León Portilla, presentó
su nueva obra: Antigua y nueva palabra.
Un libro que causa impresión imborrable
sólo al verlo, pues con sus mil páginas
se revela como un compendio nunca antes visto
de literatura indígena.
Esta es una compilación que proviene del
pasado precolombino y de la reciente producción
literaria de algunos alumnos del doctor León
Portilla, cuyas lenguas maternas son el náhuatl
y otras lenguas indígenas.
Con humor que no tiene vuelta de hoja, el doctor
se refirió en alguna ocasión al
tamaño de su libro diciendo: “Para
demostrar que hay literatura indígena,
si alguien lo niega, le doy con el libro; quedará
convencido”.
Al conocer la misión y el compromiso de
Club de Lectores de llevar la letra impresa hasta
los rincones más recónditos del
país haciendo llegar buenos libros a todo
el territorio nacional, Miguel León Portilla
comentó: “¡Qué bueno,
porque eso suele ser el gran escollo de los libros:
nadie sabe que existen!
El
origen de su vocación: la investigación
sobre los pueblos precolombinos
Desde chico tuve la suerte de conocer al doctor
Manuel Gamio, iniciador de la moderna antropología
mexicana. Gamio era pariente mío y con
él íbamos a Cuicuilco, a Teotihuacan…
Ahí empecé a interesarme mucho.
Después estudié profesionalmente,
más bien filosofía. Y estaba haciendo
mi tesis de un tema que es en cierta manera afín,
Teoría de las religiones, antropología
e historia, Henri Bergzon. En ese tiempo
tuve también la fortuna de que cayeran
en mis manos algunos libros de Ángel María
Garibay, quien fue mi otro gran maestro aquí
en la Universidad. Él había descubierto
muchísimas de las fuentes de los textos
en náhuatl para poder publicarlos y estudiarlos.
Él fue el primer investigador que mostró
la inmensa riqueza de la literatura náhuatl.
Él fue mi maestro y me dirigió la
tesis de doctorado que se tituló: Filosofía
náhuatl estudiada en sus fuentes.
Este libro lo publicó luego la Universidad.
Ha tenido muchas ediciones y se ha traducido al
inglés, francés, alemán,
checo y ruso.
Su pasión
por lo mexica
Me parecieron interesantes en un sentido profundo
porque las civilizaciones de México son
uno de los focos de cultura de civilización
originaria en el mundo. No hay muchos focos de
civilización originaria. Están Egipto,
Mesopotamia, India y China, y el otro es México.
Es la raíz más honda de los mexicanos.
Manuel Gamio me decía: “No sólo
te intereses por los indígenas antiguos;
piensa también en los de hoy”. Y
yo creo que el libro que ahora publico lo muestra:
Antigua y nueva Palabra. Literatura de Mesoamérica
desde los tiempos precolombinos hasta el presente.
Tengo un seminario de cultura náhuatl aquí
en la Universidad y tengo alumnos que tienen como
lengua materna el náhuatl. Con ellos hablamos
en náhuatl siempre y hacemos reuniones
de hablantes de náhuatl. Participé
en la creación de la casa de los escritores
en lenguas indígenas, con indígenas
actuales. Porque los indígenas actuales
están marginados, despreciados y en situaciones
casi siempre muy difíciles.
La herencia indígena de los mexicanos
Los mexicanos conservamos mucho del mundo indígena.
En nuestra manera de ser, en nuestra sensibilidad
y sentido comunitario, incluso en nuestra manera
de pensar.
En el mundo prehispánico, por ejemplo,
pensaban en el dios supremo diciendo que era nuestra
madre y nuestro padre. Hoy, la mayoría
de los mexicanos piensa que lo supremo para ellos
es nuestra madre Tonantzin Guadalupe
y nuestro padre Jesús.
En nuestra dieta, farmacología y ¡en
nuestra manera de reaccionar! Nosotros hablamos
mucho como los indígenas; no tanto como
los españoles, sino como los indígenas:
con mucho respeto; más bien dándoles
vueltas a las cosas, como decía Sahagún,
“con largos parlamentos”.
Su obra
Principalmente he trabajado sobre los náhuatls.
Pero también sobre los mayas; el pensamiento
y el tiempo maya. De Baja California me he ocupado
mucho, porque es un núcleo cultural muy
importante; está en la frontera con Estados
Unidos, y ese país varias veces ha tratado
de apoderarse de ella.
Su mensaje a los maestros
Mi mensaje a los maestros es que se acerquen a
lo que es la raíz más honda de México,
que es el mundo indígena, y para ello,
que lean literatura indígena, que lean
acerca de los códices y los libros antiguos;
que se asomen al campo y vayan a las zonas arqueológicas.
Aquí en el Distrito Federal tenemos nada
menos que el Templo Mayor. Que lleven a sus discípulos,
niños y jóvenes, a esos lugares.
Por otro lado, no soy antihispánico. Pienso
que son las dos raíces de México,
y que tenemos que ahondar en las dos. Porque para
usar este brazo, no me voy a cortar el otro, ¿verdad?
Las dos cosas son importantísimas.
Defiendo la educación bilingüe, pero
en serio bilingüe. Es decir, que los niños
indígenas lleguen a conocer y hablar bien
su lengua, incluso que escriban literatura. En
el libro que acabo de publicar hay autores indígenas
no sólo náhuatls; hay mayas, zapotecos,
mazatecos, mixtecos, purépechas, que escriben
admirablemente bien.
Aunque era un libro costoso, logré que
la editorial redujera su precio casi a la mitad
de lo que querían ellos inicialmente. Claro
que es caro, porque tiene mil páginas.
Pero no se trata de que el libro lo tenga yo aquí
guardado o lo tengan ellos en bodega. Ahora, con
la reducción de su precio, se va a facilitar
su distribución.
La conciencia de
los indígenas actuales del valor de su
propia cultura
Creo que poco a poco va extendiéndose esta
apreciación y que ellos mismos van siendo
cada vez más seguros de sí mismos.
Durante mucho tiempo, los indígenas no
han tenido acceso ni siquiera a la literatura
que sus antepasados habían creado. Pero
ya empiezan a tenerlo. Con mis alumnos, hacemos
reuniones de hablantes de náhuatl y vienen
muchos de diversos lugares.
He participado con indígenas tzeltales
y tzotziles de Chiapas, de comunidades ligadas
a los zapatistas –le diré–
para elaborar materiales didácticos que
ellos mismos han preparado. Capacitaron a muchachos
que habían estudiado ya para que fueran
maestros en sus comunidades. Y ellos han preparado
los materiales didácticos que están
usando. ¡Muy bonitos cartones! ¡Qué
colores! También los realizaron directamente
en yeso.
El acceso de los
indígenasa
la letra impresa
Muchos sí tienen acceso a la letra impresa,
los que ya han estudiado y leído. Y la
idea es que puedan leer en sus lenguas, porque
muchos creían que sus lenguas no se podían
escribir. ¡Figúrese usted! Siendo
que cualquier lengua se puede escribir. De hecho,
hay alfabetos fonéticos internacionales
para cualquier lengua. Y en el caso del náhuatl,
desde la primera mitad del siglo XVI se escribió
en esa lengua. Mi esposa, que también es
investigadora, ha publicado una obra en que registra
3 mil títulos en náhuatl, comentados. |