El 12 de noviembre de 1651 (1649,
según algunos autores) nace en San Miguel de Neplanta,
Estado de México, Juana Inés de Asbaje y Ramírez
de Santillana. Entra al servicio de los virreyes de Nueva
España en 1664, y se mantiene en él hasta el
momento que decide profesar en la orden religiosa de las Jerónimas,
a los veintiún años. Su vida fue una búsqueda
apasionada e incesante de conocimiento. En la Carta respuesta
a Sor Filotea de la Cruz, donde hace una intensa declaración
de principios intelectuales, dice:podía conmigo
más el deseo de saber que el de comer. Sus confesiones
provocaron un enfrentamiento con la sociedad patriarcal donde
no se admitía la genial libertad de espíritu,
sobre todo en una mujer.
¿En perseguirme, mundo, qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas.
Y no estimo hermosura que vencida
es despojo civil de las edades
ni riqueza me agrada fementida,
teniendo por mejor en mis verdades
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.
Su formación fue febril, autodidacta y reflexiva;
todo lo aprendió sola en los textos, sin maestros ni
condiscípulos e incluso, durante una temporada en la
que se le prohibió la lectura, no por ello dejó
de estudiar, pues lo hacía: en todas las cosas
que Dios crió, sirviéndome ellas de letras.
Un fenómeno que fascinó su mente lógica
e indagadora fue muy especialmente el amor:
Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.
Doctrínanle tibiezas y despego,
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.
Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?
¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso. |